Introducción y breve contexto
Los primeros cuerpos masónicos surgidos en suelo nacional fueron creados en el período 1857-1858, a partir de cartas patentes expedidas por la masonería brasileña y uruguaya. Desde el principio se enfrentaron dos personalidades notables que se disputaron la dirección de la Orden: Miguel Valencia, bajo la esfera de influencia de la masonería brasileña, y José Roque Pérez, imponiéndose este último junto a sus seguidores.
Sostenía la revista Verbum en 1936 que, en la República Argentina, el Gran Oriente y Supremo Consejo del Grado 33 de Brasil del Valle (o sede) de Benedictinos, constituyó el Gran Oriente y Supremo Consejo de la Confederación Argentina el 23 de junio de 1857, siendo su primer Gran Maestro y Soberano Gran Comendador, el Dr. Miguel Valencia.
El Gran Oriente y Supremo Consejo del Grado 33 de la República del Uruguay, constituido a su vez por el Gran Oriente y Supremo Consejo del Grado 33 de Brasil del Valle de Lavradío, constituyó el Gran Oriente y Supremo Consejo del Grado 33 de la República Argentina el 1° de septiembre de 1858, siendo su primer Gran Maestro y Soberano Gran Comendador, el Dr. José Roque Pérez. Dice Verbum: "Este segundo cuerpo masónico argentino fue un grupo cismático, al que se fusionó el primero".
Por otro lado, la carta de protesta del Supremo Consejo y Gran Oriente de Buenos Aires (o de la Confederación Argentina) contra el de Uruguay, por auspiciar la creación de una nueva entidad que presidirá José Roque Pérez, y fechada el 21 de agosto de 1857, sostenía: "El Gran Oriente del Uruguay no será reconocido, estando tachado de anómalo y revolucionario, habiendo sido además constituido en el Rito Escocés por un Gran Oriente del Rito Azul, como de notabilidad lo es, el de Lavradío" (documento 3, pág. 422).
Bartolomé Victory y Suárez advierte en su editorial de la Revista Masónica Americana (1872): "En 1858, casi al terminar la disidencia que dio por resultado la caída del poder masónico representado por el Dr. D. Miguel Valencia y la elevación del que hoy rige los destinos de la Orden en este Oriente (...)".
Un dato destacable es aquel que se cita a menudo sobre las siete logias fundacionales de la masonería nacional, pero de las cuales solo Unión del Plata apoyó en un principio al grupo de Roque Pérez, de un total de otras varias logias que lo hicieron bajo la jurisdicción uruguaya, las cuales son mencionadas en los documentos originales y correspondencia de la época entre las partes involucradas (documento 1, págs. 359-361). Se les sumarán Consuelo del Infortunio y Tolerancia (documento 5, pág. 459). El resto apoyaba a Valencia, siendo según los documentos, las siguientes logias: Confraternidad Argentina, Regeneración, Lealtad, Constancia y Verdad (documento 3, pág. 420).
La revista La Nueva Era (1873) relata en sus crónicas el rol desempeñado por la la logia Unión del Plata y su casi anecdótica disolución:
"(...) Después de la caída de Rosas, la masonería renació en este Valle bajo los más plausibles auspicios, siendo la Unión del Plata la Logia Madre (...). Cuando el finado Hermano Valencia, pretendió hacerse reelegir Gran Maestre vino, como ha ocurrido ahora, un cisma; y fue esa ilustre Logia la que poniéndose de parte de la buena causa, sirvió de núcleo y centro robusto, para la reorganización de la orden y constitución de nuestro Gran Oriente (...). Hoy desorganizada, un tanto anarquizada, sufrió una desmembración que formó la Moralidad; y muy luego la madre y la hija, se encontraban próximas a abatir sus columnas y han tenido que unirse de nuevo, para que la Logia Madre, pueda prolongar su existencia".
Fue un nacimiento conflictivo y en los siguientes cien años nuevas crisis y vaivenes internos afectaron a la institución, impidiéndole alcanzar la aspirada unicidad en su estructura. En la década de 1870 hubo un nuevo quiebre, al cual alude la revista La Nueva Era, cuando otros tres masones de relieve se enfrentaron: Nicanor Albarellos, Daniel María Cazón y Carlos Urien.
A partir del siglo XX van a surgir nuevas Obediencias, Grandes Logias u Orientes, alcanzando, algunas de estas estructuras, gran relevancia. Fue un período en el cual ninguna prevaleció, pero cada una de ellas buscó su legitimidad entre las Potencias extranjeras, siempre dentro de un contexto muy confuso. Durante el segundo decenio llegaron a coexistir tres Supremos Consejos del Rito Escocés Antiguo y Aceptado y, por lo menos, seis o siete Obediencias, incluida una Federación Argentina del Derecho Humano presidida por la española Belén de Sárraga.
A mediados de 1955 se da a conocer el borrador de los Estatutos (1) de la naciente Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, aunque todavía sin personería jurídica. Dichos estatutos estaban todavía sujetos a reformas a pedido de la Gran Maestría, del Consejo de la Orden y/o de varias logias, "(...) así como para aceptar e incorporar las modificaciones o adicciones que determine la Inspección General de Justicia (...)".
De a poco dejaba de existir la Gran Logia de la Masonería Argentina del Rito Escocés Antiguo y Aceptado (1932-1956), surgida de la unión de la Gran Logia Nacional Argentina (1926-1932), las logias españolas en suelo nacional y el Gran Oriente Argentino de la calle Cangallo, y sacudida por la escisión de logias de 1935 que darían vida a la Gran Logia Federal Argentina y luego al Gran Oriente Federal Argentino-GOFA (1935-1957).
El 30 de agosto de 1956 se produce el acuerdo de fusión entre la ya denominada Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones y el Gran Oriente Federal Argentino. En palabras de Emilio J. Corbiére, de esta fusión "(...) surgió una Gran Logia distinta de las dos anteriores". Su Declaración de Principios se dio a conocer a finales de 1957 (2).
La unidad se consumó el 23 de abril de 1957. En esta nueva etapa asume la Gran Maestría de las entidades unificadas Agustín Jorge Álvarez, último Gran Maestre del GOFA.
(1) Aprobados por Decreto 2.670 del Poder Ejecutivo (expediente N° 50.415/55) del 7 de noviembre de 1955.
(2) Símbolo, Año XII, octubre-diciembre de 1957, N° 49.
Documento 1
Discurso pronunciado con motivo de haberse recibido la carta de reconocimiento del Supremo Consejo de la República Argentina otorgada en 1858 por el Supremo Consejo y Gran Oriente del Uruguay. La nueva entidad disputó la jurisdicción, venció y desplazó a la organización que presidía Miguel Valencia.
Revista Masónica Americana, Buenos Aires, Año 1°, Número 12, 30 de abril de 1873.
Nota: la ciudad de Joppe o Jaffa mencionada en el documento es una antigua ciudad portuaria que forma parte de Tel Aviv.
También resulta destacable que los autores del documento mencionan trece logias simbólicas, aclarando que: "Nuestros medios y elementos son los anillos importantes que forman hoy nuestra cadena masónica, circundado el Supremo Consejo y Grande Oriente de la República Oriental del Uruguay", constituyendo estas su estrecho vínculo con la Obediencia uruguaya (circundado: rodear, estar o poner/se alrededor de alguien o algo).
Documento 2 (11 de julio de 1857)
Carta de protesta de la logia Confraternidad Argentina contra las descalificaciones vertidas por el Supremo Consejo del Uruguay sobre la persona de Miguel Valencia.
- Rebelión en las logias: masonería, mitos e historia (2014), WGT Ediciones, Buenos Aires.
- El círculo interno de las logias (2021), Ediciones Matrioska, Valencia, España.
- Masones (2024), Editorial Autores de Argentina, Buenos Aires.
- Corbiére, Emilio J. (1998), La masonería. Política y sociedades secretas en la Argentina, Editorial Sudamericana.
- Gran Logia Nacional Argentina, boletín oficial, Año III, N° 3, marzo de 1928.
- La Nueva Era, revista quincenal masónica, Año 1°, Buenos Aires, N° 2, 15 julio de 1873.
- Masonería Argentina del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Conmemoración de las Bodas de Diamante, 1858 -1° de septiembre- 1933, Gran Secretaría, Cangallo 1242, Buenos Aires (35 páginas).
- Año 1°, Núm. 1, 15 de noviembre de 1872.
- Año 1°, Núm. 12, 30 de abril de 1873.
- Año 1°, Núm. 13, 15 de mayo de 1873.
- Año 1°, Núm. 14, 30 de mayo de 1873.
- Año 1°, Núm. 15, 15 de junio de 1873.
- Año 1°, Núm. 18, 30 de julio de 1873.
- Año 1°, Núm. 22, 30 de septiembre de 1873.
- Revista Símbolo:
- Año X, N° 42, mayo-agosto de 1955.
- Año X, N° 43, septiembre-diciembre de 1955.
- Año XI, N° 46, septiembre-diciembre de 1956.
- Año XII, N° 47, enero-mayo de 1957.
- Año XII, N° 49, octubre-diciembre de 1957.
- Revista Verbum:
- Año II, N° 19, 1 de marzo de 1936.
- Año II, N° 20, 1 de abril de 1936.
- Año II, N° 21, 3 de mayo de 1936.































