10 de febrero de 2018

Entrevista a Mauricio Campos: "La masonería actual se presenta muy deslucida y dispersa"

Por Walter Gustavo Telesca (1967-2018), para El Ápice, portal de cultura.

Luego de lanzar su último libro "San Martín y las logias", Mauricio Javier Campos, nos adentra en el mundo de la masonería.

Mauricio Campos tiene editados una colección de títulos relacionados con la masonería que clarifican un poco más todos los temas concernientes a esta temática que provoca curiosidad en la gente del llano y que ve en la masonería un ocultismo oscuro digno de cualquier secta de película.


El escritor tandilense Mauricio Javier Campos, además de ser masón, se especializa en temas relacionados con la masonería; en su último libro "San Martín y las logias" explica el objetivo que tenían las logias y en sus libros anteriores cuenta como fueron los movimientos de los masones a lo largo de los siglos en distintas regiones de la Provincia de Bs. As., como era la relación entre los masones y la Iglesia y se adentra en los símbolos y el lenguaje utilizado por las logias.

¿Por qué te especializaste en Masonería?

MJC: Responde a un conjunto de intereses y circunstancias, en los cuales se aúnan la pasión por los libros, la lectura, la historia y la escritura e investigación de archivos y documentos.

La historia de la humanidad y de las diversas culturas está plagada de sociedades secretas de profunda influencia en todos los ámbitos en los cuales se insertan. Nuestras sociedades actuales no son ajenas a este fenómeno, aunque con notorias diferencias en varios aspectos con respecto al pasado. Resulta muy interesante seguir huellas, indicios y rastros dejados por sus miembros en distintas actividades.

La historia de las distintas masonerías constituye una veta muy rica que cuenta aún con muchas vicisitudes y sucesos por desentrañar, en un contexto no exento de múltiples abordajes y teñido de una amplia gama de posturas ideológicas, ya sean políticas, religiosas, doctrinarias y culturales en general.

Desde principios de los años 90, y a partir de los primeros materiales históricos recuperados, fue creciendo mi interés y abultándose mí biblioteca, potenciado todo esto por la existencia de escasos documentos, las versiones equívocas y distorsionadas de los hechos narrada por diversos autores (cada vez más notorias con el transcurso de los años y la adquisición de mis propios papeles y conocimientos), y el rechazo y consiguiente espera de mi solicitud de ingreso a la institución que se prolongó por el lapso de catorce años.

Desmitificar ciertas creencias arraigadas en el ideario popular sin ningún tipo de sustento y, a la vez, bucear en viejos documentos y despejar dudas, para llenar los huecos y vacíos dejados por obras escritas en bloque, que siempre repiten los mismos errores y el relato de lo que llamo el “esquema ideal”, que intenta plasmar una historiografía masónica sin fisuras, se constituyeron también en un fuerte aliciente. 

¿Qué es ser masón?

MJC: La respuesta a esta pregunta se puede abordar desde dos perspectivas diferentes, pero complementarias. No existe una sin la otra. Una formal, que involucra el proceso de “iniciación” que, a su vez, implica la aceptación de la persona o candidato para el ingreso a la institución y que culmina con la ceremonia propiamente dicha, donde el nuevo miembro es reconocido por los demás integrantes de la Logia como su par y al cual, a partir de ese momento, se lo denomina como “hermano”. Esto trae aparejado algunos derechos, más obligaciones y el compromiso aún más fehaciente de asumir los valores morales inherentes a la entidad y que esta ha pregonado a través de los siglos y que la identifica como tal.

La iniciación, y la ceremonia que conlleva, se constituyen en una experiencia inolvidable para el masón. Cada ceremonia posterior, ritual compartido junto a sus pares o teatralización (una metodología de enseñanza y guía), busca un impacto motivador, un impulso que lo movilice a crecer en todas sus facetas de ser humano.

Esto se produce en un marco señalado por las Constituciones fundacionales de la masonería moderna, dictadas por Anderson, en las cuales se sostiene que la institución atrae y permite conocerse entre sí a personas que de otra manera jamás se hubieran encontrado en otras circunstancias. En esto reside una de sus facetas más enriquecedoras.

Su completitud institucional conlleva años de arduo trabajo hasta llegar a la “maestría”, pero ese trabajo interior se extiende incesante a través de toda su vida, siendo esa etapa señalada, apenas como el verdadero comienzo de la vida masónica plena. 

 ¿Como vive un masón el hecho de pertenecer a la institución?

MJC: En el plano personal, cada masón, ya sea varón o mujer, vive su pertenencia a la institución como puede y según las posibilidades de su entendimiento. El trabajo sobre sí mismo, la búsqueda de su propia “verdad”, se trasunta y proyecta en el entorno social que lo contiene: su actitud y compromiso moldean el contexto y la realidad a la que pertenece, pero sin exigir ni imponer a los demás. Las “herramientas” disponibles para el trabajo masónico, vinculadas a su condición de persona, están a su disposición, simbolizadas a través de aquellas otras herramientas que utilizaban los albañiles o canteros de la Edad Media.

Por otro lado, la cualidad de masón es de por vida, jamás se pierde, más allá de que el miembro renuncie o por diversas circunstancias no cuente con una Logia a la cual asistir.

¿Por qué alguien elegiría hoy ser masón? ¿Cumplen la misma función que en el pasado?

MJC: A medida que evolucionaron, las diversas culturas necesitaron de los Ritos de Paso como intento de plasmar la maduración interna en sus iniciados, de esos procesos internos que la vida da, ofrece o quita y/o, mejor dicho, renueva en forma cíclica y contribuye a solidificar las estructuras sociales.

Aquellos Ritos ya caducaron, salvo excepciones. La Masonería moderna surgida en el siglo XVIII, y a través de su propia evolución durante los últimos 300 años en una sociedad de pensamiento, ha intentado tomar su relevo en ciertos aspectos, y ha sido una moldeadora del entorno colectivo y humano en cada época en la que le ha tocado actuar, por lo menos hasta los primeros decenios del siglo XX.

Actualmente no creo que eso sea posible, ya que el progreso en sus peores manifestaciones y la exclusión que trae aparejada no esperan a nadie: el rol social de las personas se ha desdibujado y su inserción plena en la comunidad que habitan ha sido trastocada. Pocos entrevén el lugar que ocupan. La multiplicidad de ofertas institucionales también es demasiado amplia y la masonería ha derivado, según la visión de muchos, en otro mero club social.

¿Es difícil ingresar?

MJC: El ingreso resulta hoy más accesible, ya que cualquier información está disponible en las redes, y se dé quizá por afinidad de ideas, invitación de otros miembros o vulgar curiosidad, apostando algunos por una errónea y/o confusa mezcla de supuesta influencia política, poder, ocultismo y extrañas espiritualidades o pseudociencias, etc. Al respecto no todos los candidatos son adecuados ni todas aquellas personas que son valiosas por sus valores están interesadas.

¿Crees que hoy en día ser masón tiene el mismo tenor que en el siglo pasado?

MJC: No. La realidad, las problemáticas y las circunstancias han cambiado en los últimos decenios, dejando a la masonería un poco desfasada y anacrónica en cuanto a su accionar social y los tiempos internos que maneja. Todo esto repercute en aquellos que la integran. Los masones de otra época eran "renacentistas" en el sentido más amplio de la palabra, de una cultura e intereses inabarcables, más allá de que algunos llevaran una vida sencilla, modesta y austera. Ese prestigio y lustre personal ya no existe o es muy escaso.

En tus libros citás muchos documentos que muestran a la Masonería del siglo anterior como algo mucho más habitual de lo que hoy parece, ¿es así?

MJC: Sin duda. Sus miembros integraban centros y entidades culturales, fomentaban las revoluciones y conquistas sociales y suplían la falta de los partidos y asociaciones políticas. Por decirlo de alguna manera, los masones de antaño "impregnaban" todo el tejido social y su influencia era notoria. Se podía seguir su accionar a través de obras concretas y publicaciones.

Por el contrario, a nivel institucional la masonería actual se presenta muy deslucida y dispersa. Quizá por sus desaciertos.

Una cuestión a tener en cuenta es el uso adecuado de los medios de expresión como una herramienta de acción: desacralizar pero sin perder la esencia de lo que la Orden es: sus principios, sus valores y su práctica en Logia. Su propia historia la vuelve más humana y la impulsa a mejorar. La Masonería no puede estar inserta en lo social si insiste en mostrarse esquiva y elitista. El conjunto social constituye una extensión donde volcar su obra y no un campo de juego del que hay que tomar posesión.

Este punto es vital, porque la apropiada utilización de estos medios contribuye al conocimiento, acercamiento y hasta la aprobación de los postulados masónicos por parte de la opinión pública. Pero la torpeza solo conlleva a una vulgarización de la institución y al descrédito. Tal vez la decadencia. 

¿Qué guardan en secreto las logias?

MJC: La curiosidad que despierta en la gente común el tema de la masonería responde al secretismo que siempre tuvieron las logias, hoy en día estarán más "abiertas a la comunidad" y sin embargo sigue teniendo ese halo misterioso de lo que ocurre en un templo. ¿Se guarda secreto por algo en particular? ¿Sus miembros juran mantenerse callados? Las distintas masonerías ya no hablan de secretismo, sino de discreción.

Jamás se debe revelar la identidad de otro masón que no quiera ser conocido públicamente, excepto después de su fallecimiento. No hay otros secretos, más allá de los signos, toques y palabras que identifican a los masones en sus distintos grados. Aun así estos han quedado expuestos a través de la historia en numerosos documentos y publicaciones, al igual que los rituales completos.

Actualmente todo lo que atañe a la masonería se encuentra en las redes. Lo difícil es separar y distinguir el abordaje serio del tema del mito infundado, la fantasía y el delirio.

¿Qué tipo de persona se puede hacer masón? 

MJC: Todas aquellas personas buenas y de sanas costumbres, moralmente correctas. Sin exagerar y sin imponer prejuicios. Sin discriminar a nadie por su género, sexualidad, clase social o creencias religiosas, espirituales y políticas, siempre y cuando estas últimas no sean antidemocráticas.

Sí se requiere una cierta cultura para entender determinadas cuestiones simbólicas y filosóficas y pasar por una serie de entrevistas a partir de las cuales el candidato(a) será aceptado o no por la Logia.

Los valores que pregona la masonería, son valores que deberíamos tener sin pertenecer a ninguna logia. En el pasado la mayoría de los políticos era miembro. ¿Crees que hoy en día ocurre lo mismo con los políticos actuales?

MJC: Hay muchos políticos que en la actualidad son miembros. Imposible saber cuántos, ya que pertenecen a distintas Obediencias con sus características doctrinarias propias, que son cuerpos administrativos que nuclean a varias Logias. O no son suficientes o ya no tienen la influencia necesaria para sanear a una clase dirigente desprestigiada por sus vicios.

Quizá sus intereses son otros; tal vez más mundanos y capciosos.

¿Qué le faltaría a la sociedad si el día de mañana desaparecieran las logias masónicas?

MJC: Nada. Existen muchos sustitutos.

¿Cuál de tus libros de toda la serie que escribiste te gustó más escribir y por qué?

MJC: Son dos. “Rebelión en las Logias: masonería, mitos e historia”, porque contiene los documentos y revelaciones más polémicas que van a contramano del “esquema ideal” que ya mencioné y que plantea y sostiene la historiografía masónica actual. Lo considero el más revolucionario e importante por su contenido.

El otro es “El símbolo y la lengua muerta: masonería, Iglesia y sociedad”. Es el que más me gustó escribir. Aborda mis temas preferidos. Como sostiene parte de la síntesis, trata sobre la adopción del símbolo por las élites y la paulatina transformación de aquel en dogma a través diversas etapas y procesos históricos; y la instrumentación del uso del poder, el secreto y la desinformación por medio del lenguaje simbólico.